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¿Influye el idioma que hablamos en nuestra forma de pensar?



¿Crees que es posible que el tener como lengua materna el castellano, el francés o el alemán puede influir en tu forma de pensar? Benjamin Lee Whorf tenía la teoría de que el lenguaje influía directamente en la forma de pensar, considerando que la gente que hablaba otras lenguas diferentes podría no entender de la misma forma ni siquiera algunos de los conceptos más básicos.

Aunque Benjamin Lee Whorf no andaba del todo desencaminado, no es del todo cierto que si un lenguaje no tiene un término para determinado hecho o concepto resulte algo imposible de entender para sus hablantes. En el lingala, por ejemplo, una de las lenguas oficiales en la República Democrática del Congo y hablada también en Angola y la República Centroafricana, no existen las palabras izquierda y derecha ¿Pero acaso la gente que habla lingala no entiende los conceptos de izquierda y derecha?



Lo que sí es cierto es que de una manera o de otra, nuestra lengua materna moldea la forma en que pensamos, incluso nuestra forma de percibir conceptos como el tiempo pueden estar influenciados por el lenguaje. La mayoría de los idiomas europeos describen el tiempo como una línea horizontal, el pasado está detrás de nosotros, y el futuro está delante. El chino mandarín, por ejemplo, emplea una metáfora vertical, el mes que viene está debajo y el anterior está encima. Esto no es sólo una expresión, sino un concepto.


Nuestra lengua materna está lejos de ser una cuadrícula que regule toda nuestra percepción del entorno y de nuestros pensamientos, pero no podemos negar que sí tiene cierta influencia a la hora de experimentar el mundo y reaccionar ante algunas experiencias.


“El lenguaje es el mapa de una cultura. Te dice de dónde viene su gente y a dónde se dirigen”.

Rita Mae Brown

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